D y A

Por JAVIER SACO

Recuerdo a Adolfo como un chico inteligente e introvertido, como de esa clase de alumnos que no pregunta porque ya se imagina la respuesta o porque sencillamente no quiere molestar.

Recuerdo también que a veces yo soltaba alguna broma sobre alguna tontería, y siempre (o casi siempre), él sonreía. Quiero pensar que era una sonrisa sincera (realmente así lo creo), pero estoy seguro de que Adolfo me habría sonreído de todos modos, para no hacerme un feo, para hacerme sentir bien.

Y es que, por encima de todo, recuerdo a Adolfo como un buen tipo y, puede que tal vez por ello, más vulnerable... me pregunto por qué la buena gente suele ser siempre más vulnerable.

Hoy no hay amanecer.

Dormir o seguir,

No hay quien se decida,

No es noche de sueño;

Es sueño suicida

Según él mismo me ha confesado, el verdadero infierno comenzó al dejar el cole. Tres largos años sometido por su enfermedad, que le fue atrapando lentamente y de forma inexorable.

Yo no me atrevo a describir su depresión, ni siquiera después de haber leído este libro. Me produce demasiado respeto, no quiero recurrir fácilmente a los típicos clichés, ni mucho menos edulcorarlo, ni tampoco exagerar. Probablemente, él nos lo cuente algún día, y entonces os lo mostraré tal cual, en primera persona, porque como Adolfo me dice: "lo que me ha pasado a mí puede ayudar a otros".

Y esa es la primera y más poderosa razón para leer este libro: poder empatizar con una persona depresiva, conocer de primera mano cómo es el mundo que le atrapa y le atormenta. Y poder entenderlo, o al menos intuirlo... Y saber que se puede salir.

Porque Adolfo está curado, y eso es lo más importante, lo único que de verdad importa.

Hablo de la muerte y no la encuentro por mala suerte,

Ande por donde ande, Monforte o mundo adelante,

Mi miseria me persigue y quema mis puentes,

Aunque me esconda ella sabe dónde buscarme.

Dejemos ya de estigmatizar los problemas de desorden mental. Esa es la otra gran lección que debemos extraer de esta experiencia que es "DyA".

No pasa nada por acudir al psicólogo, o al psiquiatra, no pasa nada por querer taponar una herida que se desangra, aunque no la veamos, este libro refleja perfectamente esta necesidad.

Las ganas de Adolfo por divulgar su caso y poder ayudar a otros, revela su gran corazón y la valentía de enfrentarse a la realidad que le ha tocado vivir.

Siempre he creído que el mundo debe ser para los valientes. Que así sea.

Así es "D y A".

Una obra de varios poemas cortos, crudos y directos.

Emociones sinceras y sin filtro, volcadas en orden cronológico y que van evolucionando lentamente.


Os aseguro que no os va a dejar indiferentes...

... y gracias a ti, Adolfo.