¿POR QUÉ ESTE PROYECTO?

EL CAMINO PREVIO

Soy profesor de educación secundaria desde 2006. Antes, había ejercido durante 7 años como ingeniero de telecomunicaciones, impulsando distintos proyectos en este sector. No obstante, faltaba algo, y decidí apostar por la que he considerado siempre como mi verdadera vocación: la educación.

Desde entonces, vengo desarrollando mi labor docente con empeño y dedicación, procurando aprender de los errores y procurando dar también lo mejor para los demás, algo que intento inculcar entre el alumnado por encima de todo. Asimismo, considero haber evolucionado progresivamente hacia una concepción más humanista de la educación, a pesar de estar ligado a asignaturas como tecnología o matemáticas. 

Por otro lado, es también a lo largo de todo este periplo donde hemos sido testigos del enorme impacto que la tecnología ha ido adquiriendo en nuestras vidas, influyendo enormemente en los hábitos de la sociedad, y de los adolescentes en particular.

EL IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA Y EL ENTORNO SOCIAL

Multitud de sociólogos, pedagogos y colegas de profesión han denunciado en diversas ocasiones el peligro que supone para los menores el abuso del contacto con móviles, tablets y videojuegos, desde edades cada vez más tempranas, y sin apenas control de los contenidos que muestran comportamientos poco éticos y saludables. 

Parece estar claramente demostrado que la hiperestimulación que proporciona el contacto permanente con estas tecnologías genera ansiedad, estrés o hiperactividad. Esta condición, junto a la proliferación del ciberbullying y la virtualización de la realidad que se percibe en estos entornos, provoca que muchos menores (y también adultos) se sientan infelices y deprimidos.

En este contexto, la irrupción de la pandemia de covid-19, y el agresivo entorno socioeconómico y cada vez más individualista en el que estamos viviendo, no ha hecho sino agravar aún más estas sensaciones negativas que podemos percibir claramente en muchos jóvenes.

Pues bien, la conexión con este mundo tóxico y virtualizado no sólo no remite, sino que parece potenciarse cada vez más, por lo que ya parece ineludible e irreversible. Cierto es que podemos y debemos controlar mejor su exposición, pero no parece posible anularla ni ignorarla por completo.

REACCIÓN

Por tanto, ha llegado ya el momento de ACTUAR y de intentar darle la vuelta a esta situación. 

Y así nace El Rincón de Leonardo (ERL)


ERL es un proyecto educativo sin ánimo de lucro diseñado con con el objetivo de reaccionar ante la mala influencia de la tecnología y del entorno tóxico en el que vivimos. Y lo hace no sólo sin tener que renunciar a la propia tecnología, sino a través de ella. 

Es, por tanto, TECNOLOGÍA QUE HUMANIZA.


Para ello, se pretende construir una mentalidad sana a través de la creación de contenidos de distinto tipo, como artículos y cortometrajes de producción propia, así como con el contacto con otras referencias socioculturales que nos pueden servir de ayuda e inspiración, siempre con un enfoque cercano, directo y humanista.

Este espacio busca por tanto proporcionarte un refugio alternativo donde encontrar estímulos positivos y ayudar a que te sientas mejor, fomentando los valores humanos y reafirmándonos en lo que somos y en lo que pensamos.

El proyecto tiene su núcleo central en esta página web, pero también se divulga a través de otras redes sociales como Instagram, Facebook, TikTok y Youtube.


En paralelo, he formado en mi centro escolar un club abierto a todo el alumnado denominado “El Club de Leonardo”, a través del cual podemos aportar ideas, ver películas, compartir aficiones, o aprender de nuestras propias reflexiones. 

La admisión en este club es totalmente abierta y gratuita para todo el que lo desee y, si bien el contacto de ERL con el alumnado del centro es más cercano y directo, el proyecto está abierto a toda la gente que se identifique con el mismo a través de Internet.

Entre todos podemos ayudarnos a sentirnos un poco mejor.

Quizá no podamos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar el nuestro.

JAVIER SACO 

profesor del colegio Escolapios de Monforte de Lemos